domingo, 30 de mayo de 2010

¿Y si la tecnologia pudiera aplicarse en los humanos?



Es ahora el momento de discutir como sociedad las repercusiones a largo plazo de esta posibilidad, que en pocos años podría ser factible. El debate se dificulta pues ya existen aplicaciones de la terapia genética con las que poca gente podría mostrarse en desacuerdo.

Los médicos pueden buscar en los fetos enfermedades genéticas como la fibrosis cística y distrofia muscular de Duchenne, que quizás un día será posible tratarlas in útero. Las pruebas prenatales diseñadas para erradicar enfermedades hereditarias que son características de uno u otro género, como la hemofilia, se utilizan para ayudar a que los padres tengan hijos del sexo que no corre peligro. La línea en cuanto a lo que es aceptable y lo que rebasa los límites es difícil de trazar. Sabemos que la tecnología en muchas ocasiones, responde a las demandas del mercado.

De ser posible alterar la genética para producir niños más inteligentes, ¿quiénes serían los beneficiarios de esta tecnología?, ¿Sería accesible para todos, o solamente para aquellos con mayor capacidad económica?

Los expertos en bioética se preocupan por que se generara una sociedad segmentada del tipo de la descrita en la novela de ciencia-ficción Un mundo feliz de Aldous Houxley, donde las personas con un CI (Coeficiente Intelectual) mejorado formaran una clase separada. La emoción en torno a los experimentos con los superratones nos habla también de nuestros valores. Nuestra obsesión por el éxito se demuestra en que pensamos que una de las mayores ventajas para una persona inteligente es que tendría más posibilidades de lograr el éxito profesional o personal, aunque sabemos y conocemos personas inteligentes que no son lo uno ni lo otro. Estas interrogantes están vivas, demostrándonos por qué las cuestiones científicas nos conciernen a todos.

No hay comentarios: